domingo, 3 de julio de 2011

Sobre la inseguridad

Hoy me conseguí con un artículo interesante, en el cual, mediante el testimonio de unos cuantos ciudadanos, es posible palpar la situación de desasosiego que muchos en esta ciudad sentimos al momento de salir de nuestros hogares, o cuando algún miembro de la familia no se encuentra en casa. Lamentablemente esta situación no la calma ningún cancer, por lo que si el fulano se va o se queda, no influye para nada en nuestra decisión de emigrar, pues me agrada mas pensar en un lugar donde el tema de conversación predominante sea el clima y no la página de sucesos de los diarios
La inseguridad reta al ingenio marabino

Maidolis Ramones


Maracaibo.- Desprenderse de cualquier objeto de oro antes de salir a la calle, mirar hacia atrás con constancia y alertarse si alguien camina muy cerca, poner el teléfono en modo vibrar si utiliza el transporte público y evitar tener el carro sin vidrios ahumados son algunas de las estrategias que el incremento de la violencia ha instalado en la cultura social marabina.

“Para sobrevivir en Maracaibo hay que tener una dosis de paranoia, mucha desconfianza y algo de fobia. Aunque son patologías no hay nadie que este exento en esta ciudad de salirse un poco de sus cabales por resguardar la seguridad física”, opinó la psicólogo Aliria Miquilena al referirse a la forma de vida adoptada por el marabino para enfrentar esa inseguridad que según los cuerpos policiales llega a dejar hasta 15 muertos en un fin de semana.

Las situación reta el ingenio del marabino que por “prevenir antes que lamentar” se establece límites en horarios de trabajo, perfiles de clientes, recreación y vestimenta.

“Me visto mal para ir al banco”

Carmen Puerta de Hernández, de 48 años, es muy coqueta para vestirse, pero asegura que su encanto se cae cuando le toca realizar un depósito en el banco. “Me visto de jean y zapatos deportivos, con la ropa de andar en la casa. Me llevo una cartera vieja y arranco para el banco. A veces me voy tan mal vestida que la gente me mira raro. Yo creo que piensan que voy a atracar”, describe. No es la única. El banco es uno de los lugares más concurridos por los delincuentes para encontrar a sus víctimas, por eso Rafael Inciarte, educador, acude a realizar transacciones sólo en estrictas emergencias: “Siempre uso el cajero, así a veces se equivoque y tenga que esperar reintegro. Voy de día y me fijo que nadie me esté viendo. Una vez presencié un atraco en un banco y quedé marcado”.

“Nunca atiendo el celular en la calle”

“Me podrá estar llamando el Papa, pero me hago de la vista gorda. El celular lo pongo a vibrar desde que salgo de la casa a las 7:00 de la mañana en Delicias, hasta que llego al trabajo en el sector 18 de Octubre”, precisa Karelis Gómez, asistente bancaria de 27 años.

Su obsesión por proteger el teléfono de la inseguridad hizo que una vez tuviera el efecto contrario: “Me lo metí en una media del zapato y lo ‘largué’ en una cuadra sin darme cuenta. Antes no era tan obsesiva, pero desde que tengo un blackberry, que es tan caro, no puedo evitar la paranoia. He visto en la prensa que matan sólo por el teléfono”, expresa.

“Estamos más enrejados que los delincuentes”

En el sector Veritas la delincuencia ha llevado a los habitantes a colocarle protectores de hierro hasta a los techos. “Cada vez que salíamos de viaje por mucho tiempo nos encontrábamos con un hueco en el techo por donde nos sacaron aires, televisores y hasta una nevera. Así que decidimos enrejar el techo de la casa. Mientras los malandros están libres y nosotros más enrejados que ellos”, se quejó Lorena Ruiz.

Los marabinos llegan hasta a enrejar los vehículos. “Vivo en un edificio, pero mandé a enrejar el estacionamiento, porque cuando se daña el portón eléctrico, parece que les avisan a los malandros”, contó Raimon Puche.

Fuente: Panorama

2 comentarios de G+:

  1. Que tal Alvaro!

    Al parecer el tema de la inseguridad está de moda en muchos de nuestros países, aquí en Monterrey, la guerra contra el narcotráfico (como lo llama el gobierno), ha traído grandes problemas, robos, balaceras con armas largas, colgados en puentes peatonales, bloqueo de tráfico, etc. y todo esto a horas pico. Mucha de la gente ya no comenta nada, por su propia seguridad, de hecho los llamamos “lo malitos”, como con algo de consideración.

    Para que te des una idea, el viernes pasado iba rumbo a mi casa en hora de tráfico, de repente junto a mi pasan tres camionetas de modelo reciente tripuladas por unos personajes de no más de 25 años, los cuales iban a gran velocidad serpenteando el trafico. Iban burlándose de cómo iban dejándose a tras entre ellos. Pasaron junto a un tránsito que esperaba junto a todos los demás a que el semáforo cambiara a verde para avanzar, el cual no hizo ni el más mínimo intento de detenerlos. Las camionetas continuaron su paso entre los carros obligando a los conductores a salirse de la calle, entrar a estacionamientos o subirse a las banquetas. Cuando las camionetas llegaron al frente de todos los carros, sin pensarlo se pasaron la luz roja del semáforo, en el cual esperaban 3 tránsitos con sus motocicletas. Me quede pasmado al ver que nadie se atreve a decirles algo, ni mucho menos a hacer algo. Lo peor es que la situación lejos de aminorarse se incrementa, es una situación de lo más triste!

    Saludos!


    Martin

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  2. Hola Martin!, pues si, tristemente esta de moda :(

    Aqui ya tenemos un diario que invirtió eso de que los sucesos violentos salen en la ultima pagina, aqui ahora la sangre y los cuerpos aparecen en la portada como si nada, y se vende como pan caliente.

    Si bien me niego a aceptar que un gran porcentaje de la poblacion sea delicuente, la impunidad, el miedo y la falta de confianza en la policia, nos ha hecho a un gran porcentaje complices tacitos por omision.

    Un ejemplo es el robo de vehiculos, donde en muchos casos la gente no denuncia y paga rescates a los delincuentes. Incluso si el carro es recuperado por vias legales (usando un localizador GPS por ejemplo), luego toca sortear la maraña de trabas legales para poder sacarlo de los estacionamientos oficiales donde los desvalijan. Es denigrante pues uno se siente robado dos veces, una vez por el delincuente, y otra vez por el sistema legales, que demanda sobornos para cumplir su labor...

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